Un hombre caló su hogar en las ramas de un árbol
y el otro agujereó la tierra y allí instaló su existencia.
La ingeniosa semilla de la rivalidad germinó entre ellos
y la batalla por el bosque está escrita con sangre en la Historia.
Pero la Historia no dice que una cruel madrugada de invierno
ambos encontraron sus huellas conduciendo a ningún lugar.
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Fotografía de Raúl Gho. Chileno en París.
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¡ Qué importante crear vínculos! Saber buscar el punto medio es la clave pra vivir en paz.
ResponderBorrarUn abrazo,Ian.
Tus palabras, IAN, lo dicen todo sobre el comportamiento humano y sobre la ineficacia de todos nuestros esfuerzos frente a la fuerza de lo absoluto.
ResponderBorrarNo hay nada que hacer.
(Tal vez, lo poco o mucho que hagamos...hacerlo con el alma)
Puede que sean las marcas mas evanescentes de la blanca virginidad.
ResponderBorrarUna fraccion de segundo y los misteriosos pasajeros desaparecen.
Bravo pot tu texto Ian !!!
Hola ían como siempre tus reflexiones son muy buenas me gusto la fotografías es muy bonita.
ResponderBorrarBesos que estes muy bien.
Hola Ian, una magnífica reflexión sobre el sinsentido de las guerras, las rivalidades.
ResponderBorrarAbrazos mañaneros te dejo.
la energía mal encausada
ResponderBorrartiene muchos siglos a cuestas,
muchas vidas como cuentas
ensartadas a su crueldad.
besitos de luz
pd...las rimas ...soy una pecadora de ellas
me salen como salen las palabras o las sonrisas de mi cara:)
Me parece que esas huellas fueron vistas en un camino que dejaba atrás la tierra que los vió nacer, la analogía que yo hago, después de leerte es la de los pies de muchos que dejan su tierra, su país por las razpnes que sean, y que jamás olvidan de donde son.
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