¡Ay! Santiago querido
consolando tus pies adoloridos
en las brumas inciertas
de un Mapocho traicionado.
Son unos payasos
despiadados y siniestros
los que deambulan sin cuidado
por las atalayas de nuestra tierra.
Sonríen con sus hocicos hidrofóbicos
en las pantallas del pan, circo y muerte
haciendo chillar sin censuras
sus metálicas metrallas del terror.
Los veo avanzar
con la velocidad de los misiles
por las calles adoloridas
en sus flamantes vehículos mortales
de sirenas pesadillescas
haciendo gestos de matonería:
¡Atención a la población civil,
ceder el paso o morir!
De mi poemario inédito AMOR Y DESAMOR EN CHILE, 1974.
Dibujo de Ian Welden, Barcelona 1974.
Tal cual fue, Ian... Un horror del que aún hay secuelas muy vivas.
ResponderBorrarBesos
Como pueblo hermano, espero que estemos muy lejos de todo eso.
ResponderBorrarTu poema narra bien ese trago imposible de digerir.
Un abrazo Ian
es una remembranza de aquellos años de le estallido del golpe
ResponderBorrarbesitos y luz Ían
Santiago del siglo XXI es bastante distinto
pero la memoria no olvida
Que terrible!!! compartimos lo mismo, que epocas
ResponderBorrarUn abrazo