Silvia brotó de súbito en las calles de la silenciosa Santiago
llevando su alma siempre al anca como un volantín altanero.
Dulce cual manjar de alboradas entregaba su corazón al viento
y combatía la miseria innata con poderosas palabras de sol.
Desapareció un viernes cualquiera cuando la luna se durmió
pero su sombra aún camina sonriendo por la impávida ciudad.
.
Fotografía y diseño gráfico de Ian Welden. Copenhague 2000.
¡ Cuántas Silvias desaparecidas en Chile y en tantas partes...! Se pone la piel de gallina.
ResponderBorrarUn abrazo, Ían.
Estremecedor.
ResponderBorrarAbrazos.
Hola ían muy triste la historia de sa Silvia pero sigen habiendo muchas Silvias,no solo
ResponderBorraren Chile,en todo el mundo que triste.
Un abrazo amigo que estes muy bien.
Me ha encantado tu blog y tus historias, felicidades!!
ResponderBorrarMuy bello... el collage y el sentido. Esta vez...estás a mano contigo mismo.
ResponderBorrar