Yo pecador me confieso,
fui yo quien lanzó el piano
desde el quinto piso
matando a mi apacible vecino
de la planta baja
mientras reparaba tranquilamente
su noble bicicleta oxidada.
Era un hombre demasiado bueno
siempre sonriendo y cantando,
ayudando al prójimo,
asistiendo puntualmente a la iglesia,
participando en las aburridas reuniones
de la junta de vecinos,
y haciendo colectas para el África.
Lo hice adrede
porque el cartero no me trajo
la tan esperada carta de mi amada
y el sol no salió ese día
y el banco rechazó con prepotencia
mi petición de préstamo
y la carrera armamentista,
la crísis económica,
el calentamiento global,
la epidemia de las aves
y el apocalipsis,
etcétera.
.
Montaje fotográfico: Ian Welden.
Poemario Cosas de hombres
Mayo 2009
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