Paseo peatonal Copenhague, Ian Welden, 2004
Uno de los milagros más asombrosos que he visto fue la aparición de Rimpel y Nudel en mi ropero cuando era joven en Santiago de Chile. Era el año 1970. En mi cuarto, tocaba mi guitarra, tratando de componer una canción. Era junio y el frío del invierno se filtraba por la ventana abierta. Llovía a cántaros.
Abrí mi ropero para sacar un sweater y en él habia un camino de ropa que se perdía en la distancia y dos seres que avanzaban hacia el horizonte.
Asustado, cerré la puerta del ropero y sali a caminar bajo la lluvia. Se me ocurrio una canción: "Necesito caminar
entro a la fría Catedral
busco un rinconcito pa' echar mis huesos
sentarme a descansar..."
Aún impresionado, volví a mi cuarto y toqué la canción con mi guitarra - la nota SOL era la más apropiada y abrí el ropero nuevamente.
¡El camino de pantalones, camisetas, ponchos y ropa interior aún estaba ahí! Pero esta vez los dos seres saltaron desde el ropero y se sentaron a mi lado en mi cama. Eran pequeños humanoides, no enanoides sino humanoides. El uno me dijo voz de tenor -yo me llamo Rimpel. ¡Mucho gusto!
Y el otro agregó con una muy suave voz de soprano -y yo me llamo Nudel. Mucho gusto también, Ian-.
Me estrecharon la mano y yo murmuré un -"mucho gusto" también... pero cómo... por qué..?-
Rimpel vestia una chaqueta azul larga hasta sus rodillas. Pantalones rojos pata de elefante, botas negras caracoleadas en la punta y un sombrero negro. Y Nudel una camiseta blanca con un dibujo móvil que cambiaba de tema a cada segundo: un galeón pirata, una sirena, una culebra, el rostro de una mujer maravillosa... Sus pantalones eran hasta las rodillas y usaba suecos blancos. Ambos lucían barba y bigote cafés y cabellos negros hasta los hombros.
Eran flaquisimos, huesoides, y me llegaban hasta la cintura.
Rimpel me dijo con su acento de la región chilena de Magallanes -Tú te las dai e músico. Escucha...-
Y tomó mi guitarra y me cantó con su voz de tenor:
"Necesito caminar
ando por el Parque Forestal
doblo
la Alameda se ha puesto un traje
de tarde eléctrica..."
Y Nudel me dio la parte B de la canción con un sopranísimo andante en mi menor:
"Lejos cerca quizás donde
Se encuentra ese mar
Se encuentra el agüita que me ha de regar..."
Se levantaron, hicieron una reverencia y desaparecieron por el camino de ropa. Jamas los volví a ver. El ropero volvió a ser un ropero clasic.
Hoy aqui en Copenhague, septiembre 2008, son las tres de la madrugada. Hace una hora sentí golpes en mi ventanal que da a la calle. La abrí y entró un ser que yo había visto en alguna parte. Era alto y flaco, cabellos blancos hasta las rodillas, barba y bigotes idem, un sombrero de cowboy rosado, terno y corbata negros, y descalzo.
Me dijo con una voz impresionante de bajo -Hola Ian, ¡tanto tiempo! ¿ No te acuerdas de mi? Me llamo Rimpelnudel. Venia a ver si terminaste la canción...
http://internenes.com/index.php?module=recursos&func=jugar&grp=cuentos&id=13070
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Iam,después de leer tu anterior y bello post,me introduzco en este relato,que me ha encantado.
ResponderBorrarUn cuento precioso,que nos toca el alma,amigo.
Mi felicitación por la magia de tu imaginación,que te hace tocar el cielo y sobrevolar la realidad.
Mi abrazo grande y gracias por tu cercanía,Iam.
M.Jesús
Zas!!!
ResponderBorrarMe mataste hoy, Ian... :D
Besos
Otro magnífico relato. Me gustó mucho.
ResponderBorrarSaludos.
felicitaciones IAN
ResponderBorrarun cuento memorable
besitos y luz
♥
ResponderBorrarEres poseedor de una creatividad excepcional. Linda historia y tu grupo musical en Chile se llamó prácticamente lo mismo -Rimpelnudel- por un sueño que tuviste. :)
Un beso con mi amor.
♥