Los ángeles me han cuidado desde que estaba en la cuna. Allí me sonreían y cantaban. En mi infancia, cuando los profesores me castigaban y yo lloraba en un rincón, un ángel me consolaba. En mi juventud y en mi vida de adulto han estado conmigo ante circunstancias difíciles.
En el siglo pasado me internaron en el Hospital del Reino, aquí en Copenhague. El dolor de estómago era intenso y los doctores me dijeron que era cáncer en el intestino grueso. Las dosis de morfina calmaban mi dolor y me permitían dormir.
La primera noche alguien me despertó con caricias en mi cabeza. Y una voz me llamó -Ian, Ian... Soy la doctora de turno. Te sientes muy enfermo, no? Déjame tocarte el estómago. ¿Te duele aquí? ¿Tienes miedo?- Sentí que esa doctora era muy especial, ¡Me acarició la cabeza! Contesté que sí, me dolía y tenía miedo de que fuera un cáncer. Ella afirmó -Te vamos a llevar a radiología, y yo te doy mi palabra de mujer que NO ES CÁNCER.
En radiología me quedé dormido. Tuve alucinaciones con esa doctora cariñosa. ¿Quien sería? La segunda noche en el hospital desperté con una mano en mi cabeza y una voz tranquilizándome -Ian, soy yo de nuevo, la doctora de turno. Disculpa que te despierte. Necesito tocarte de nuevo el estómago. Tienes una infección en el intestino grueso y te van a operar. No tengas miedo porque el cirujano es experto y además yo voy a estar cuidándote-. Vi su rostro sonriéndome y sus dedos recorrieron mi barba y mi cabeza. Su cabellera larguísima, rubia, y sus ojos celestes como el cielo. Vestía de blanco como todo el personal del hospital, pero también como un ángel... Jamás olvidaré este rostro, pensé. Y me dormí. La operación constató que no era cáncer. Y me fui recuperando.
Sentí que el amor por esa doctora me trastornaba. Investigué en el hospital y la respuesta fue "No ha habido mujeres doctoras aquí en la noche. Han sido alucinaciones causadas por la morfina..." Pero yo sabía que esa mujer me asistió cuando temía morirme. Y que, en realidad, no era doctora.
Relegué en mi memoria a mi doctora y llegamos ya al siglo XXI.
Esta madrugada, mientras caminaba por mi barrio, un automóvil se detuvo a mi lado. Lo conducía la doctora, mi ángel. Me dio una canasta con frutillas y un enorme beso en mi boca. -¡Te dije que no era cáncer, Ian, adiós, nos vemos!- y desapareció en su auto por las calles de Copenhague, del mundo, ¿del cielo?
Fotografía y diseño de Ian Welden. Copenhague
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Publicado por Revista Arena y Cal, España.
http://www.islabahia.com/arenaycal/2012/193_mayo/ian_welden193.asp
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Hasta aquí han llegado las alas de tu ángel, Ian.
ResponderBorrarUna historia conmovedora.
Besos y que tengas una semana llena de luz
Hola Verónica, la historia es semi autobiográfica.
ResponderBorrarMuchas veces la he sentido abrazandome y guiándome cuando estoy enfrentando problemas graves.
Creo que todos tenemos a un ángel que no cuida y nos ama.
Un abraz enorme y que tu semana sea maravillosa.
Ian.
Hola Ian, desconocía tu blog, he llegado a él desde el de un amigo. Pero me ha emocionado tu entrada angelical, yo creo que ocurrió tal como tú la cuentas. A mí me han ocurrido experiencias similares en momentos muy duros. Creo que hay cerca de nosotros seres de luz, que pueden manifestarse cuándo los necesitamos...¡ tú tuviste esa suerte...! y te llenaste para toda la vida de verdaderas vitaminas de luz!
ResponderBorrarUn abrazo con estrellas de felicidad.
todos tenemos un ángel de la guarda...pero cuando crecemos la mayoría de los hombres simplemente le cierra la puerta de la posibilidad y la esperanza a que sus alas les toquen
ResponderBorrarbuena semana Ían
besitos y luz
!Qué bonito saber vivir así, Ían, entre la fantasía y la realidad!
ResponderBorrarMe gusta la forma que les dasa tus sueños.
Creo en pocas cosas, pero sí creo que estamos rodeados de los que se fueron y que nos protegen cuando más lo necesitamos...
Un abrazo inmenso, amigo.
Acaso importa Ian de qué mundo es???
ResponderBorrarlo importante es "Creer"" y maravillarse ..
y seguro,no me cabe duda que tenemos angeles!!
besos y luz!!!
Precioso relato querido Ian, ¿Sería ficción o realidad? creo que medio y medio. Me gustó mucho. ¿Volviste a ver a tu ángel?
ResponderBorrarUn fuerte abrazo.
Iam,me ha encantado tu relato.Los ángeles siempre andan cerca de nosotros y si los recordamos nos dejas señales y mensajes,amigo.
ResponderBorrarMi felicitación por ese vuelo del espíritu,que te ayuda a vivir tus sueños y hacerlos realidad.
Mi abrazo grande y mi ánimo siempr,IAM.
M.Jesús