En memoria del poeta chileno Ramiro Deladanza
Cuando muere un poeta en enero se abren los diques del planeta, los huiros del Océano Pacífico se ocultan en las madrigueras, y los niños lloran y lloran sin saber por qué. Cuando muere un poeta en febrero la pobreza se hace más vigente, los zapatos del minero ocultan sus agujeros milenarios y los caballos inquietos relinchan sus congojas en las iglesias. Cuando muere un poeta en marzo los estudiantes lloran y es difícil distinguir si sus lágrimas son de cristal o producto de los gases lacrimógenos. Cuando muere un poeta en abril crujen las placas tectónicas y los planetas rugen de tanto dolor. Cuando muere un poeta en mayo las banderas y los estandartes rojos dibujan consignas de amor en las silenciosas Grandes Alamedas. Cuando muere un poeta en junio Santiago de Chile se viste de blanco, los chincoles se niegan a hacer nidos y las palomas emigran hacia Venus. En los silenciosos meses de julio y agosto los poetas van muriendo de frío y al llegar trotando septiembre un poeta desconocido muere de tristeza en los brazos de la Cordillera de los Andes.
(En homenaje al gran poeta danés Hans Christian Andersen
quien, según la leyenda, murió enamorado de una estatua).
¡Qué bello y sentido poema Ian!. Me ha conmovido. ¡Feliz día!.
ResponderBorrarAbrazos. Rosa.
ohhh hermoso!!!
ResponderBorrarme ha gustado mucho
besos
Hola Ian, acabo de leer tu comentario en mi blog y quiero agradecer ti interés, me estoy atreviendo a escribir lo que me gustaría que fuese una novela.
ResponderBorrarEn cuanto a tu poema, me gustaría pensar que efectivamente hay mucha gente que cultiva su espíritu y es sensible a las manifestaciones artísticas, lo que nos rodea no siempre da lugar a pensar que es así.
Cada vez que muere un poeta hay corazones que mueren un poco pero que renacen en sus poemas.
ResponderBorrarJamás me repondré de la muerte de los míos, por mucho consuelo que encuentre en sus legado.
Besos
Como si un velo de terciopelo envolviera las palabras de suave caricia. Sí, así me llega. Como si la muerte en septiembre, de un poeta desconocido, lejos de morir de pobreza, me hiciera sentir que duerme mecido dulcemente por las cumbres de los Andes. Palabras que vuelan, que se esparcen por el mundo. Palabras hermosas, serenas, cálidas: capaces de hacer bella hasta la misma muerte de un poeta.
ResponderBorrarUn cálido abrazo
Que belleza hay en tu blog...
ResponderBorrarLos poetas no mueren nunca...nunca, permanecen en nuestra mente, en nuestra alma, nos acompañan de por vida.
Un abrazo amigo.
Y luego llegará octubre y volverán a morir poetas y la sombra de sus ausencias seguirá oscureciendo el cielo de la poesía.
ResponderBorrarAbrazos
IAN:
ResponderBorrarCUANDO muere un poeta, vive en el Presente,siempre.
UN ABRAZO PARA TI:
Elsa
Hola mi estimado compatriota!! Un hermoso poema que me hace pensar que los poetas jamás mueren. Sus letras quedan grabadas por siempre en nuestra memoria y nuestro corazón nunca de sentir al volver a leerlas una y mil veces. Un abrazo afectuoso y mis buenos deseos para ti!!
ResponderBorrarCuando muere un poeta, el tiempo se llena de poesía...
ResponderBorrarSaludos, Ian. Buenas noches.
¡Estupendo poema! Es un lujo leerte. Un abrazo.
ResponderBorrarHermoso, emotivo, sensible tan poéticamente real, porque la poesía nos permite eso, unir el universo, engrandecer las almas más allá de límites sospechados...hacer que los meses sean refugio y aroma de un no luto, más bien, de vida y eternidad. Si me dieran a elegir, me gustaría que Junio fuera mi mes para volar.
ResponderBorrarAbrazo inmenso, desde Santiago de Chile, muy muy blanco
Anouna