jueves, 13 de septiembre de 2012

LA VENGANZA DE LA PALTA


  ARENA y CAL 
Islabahia.com
Andalucía
España
Europa
 Brazos amigos 
Revista Literaria y Cultural Divulgativa
Portada 169 Libro de visitas


  Milagros en Valby
LA VENGANZA DE LA PALTA (*)

por Ian Welden (Copenhague, Dinamarca)

Hacía tiempo la venía contemplando. Estaba ahí en la vitrina del mercado entre otras frutas y verduras, verdecita y madurando tranquila como una adolescente en celo. Finalmente decidí comprarla. Ya en casa, la ataqué desesperado con un cuchillo de cocina.

Planté la semilla  en un macetero y la puse al sol en mi ventanal junto a mis tres soberbios cardenales rojos.

Al mes brotó un tallo minúsculo e ingenuo. A los dos meses ya tenía pequeñas hojas.

A los tres meses se había transformado en un bella planta de un metro de altura.

Ha transcurrido un año y, ahora, me arrepiento profundamente de haberme enamorado de ella.

La monstruosa criatura no me deja caminar por la casa. Ha invadido todos mis viejos rincones. Devoró a mis amados cardenales. Sus raíces se arrastran por mis pisos, mis muebles, mi cama y mis mantas. Debo dormir a la intemperie de pie en el balcón.

Y acumula arena polvo y tierra. Mi alfombra está cubierta de hierba silvestre y han brotado nuevos árboles. Pequeñas manadas de búfalos, jirafas y leones pastan en mi cocina.

Dos diminutos seres humanos, un macho y una hembra, deambulan por un jardín exótico y muy hermoso. Están totalmente desnudos. Él es alto y tiene músculos muy abultados y visibles.

Su cuerpo está cubierto entero por vello oscuro. Ella es pálida y frágil y su figura voluptuosa es coronada por una cabellera larga y dorada como los rayos de su diminuto sol.

Hay nubes de vapor en el techo.  De ellas surge  una  voz de trueno que le habla a la pareja en  tono severo, y en un idioma desconocido para mi.

Extrañamente la pareja se alimenta de frutas y verduras pero jamás se acercan a un manzano que crece en el centro del jardín cargado de deliciosos frutos rojos como rubíes.

Parecen no conocer el fuego ni tener noción de la muerte. Son como dos niños candorosos y juguetones.

En el manzano vive una serpiente que se dirige constantemente a la mujer. Da la impresión de que intenta seducirla. El hombre no se ha dado cuenta de esta situación.

Las fieras y los humanos, las aves y los peces -porque también ha aparecido un pequeño océano en este singular mundo en mi departamento- viven en plena armonía. No son agresivos y curiosamente parece que todos son omnívoros.

Yo observo esto ahora atrapado en mi buhardilla.

Los humanos se han acercado al manzanito y se ha establecido un diálogo entre ellos y la serpiente.

La hembra saca una fruta, come de ella y se la entrega al macho. Él termina de comérsela.

¡Oh! El cielito se oscurece y hay minúsculos truenos y relámpagos y se escucha la voz severa desde las nubes. Los humanos corren despavoridos y se ocultan tras una frondosa higuera.

La voz se transforma en un rugido casi animal, como el de un padre desobedecido y encolerizado.

Otro ser humanoide con pequeñas alas blancas y una espada de fuego en sus manos persigue a la pareja y los obliga a marcharse hacia un vasto sector árido y hostil. Van llorando.

El ser alado se instala en la entrada del jardín y hace guardia devorando a una hermosa palta.

Y planta con sumo cuidado la semilla en la tierra.

(*) Palta: Aguacate (nota del editor)





4 comentarios:

  1. Excelente paralelismo entre el antes y el después, amigo Ian. Ese inicio del mundo, virgen y bello ("el antes") con el pecado de Eva mordiendo la manzana que nos arrastró fuera del paraíso, ("el después"). Un magnifico relato surrealista, de verdad.

    Abrazos desde Barcelona, amigo Ian

    FINA

    ResponderBorrar
  2. Una recreación del Paraíso Terrenal,que el autor vive en su propia casa,como un sueño.Magnífico relato,Iam...El ángel exterminador pone orden y vuelve a instalar el paraiso,como un símbolo o profecía...de que todo vuelve a repetirse.
    Mi gratitud por compartir y mi abrazo grande por tu magnífica inspiración,Iam.
    FELIZ JUEVES,AMIGO.
    M.Jesús

    ResponderBorrar
  3. Todo tiene su antes y después, y yo Ian, me quedo con el antes,y con algunas cosas del después, y con tu escrito...siento siempre un gran placer cuando te visito y leo.Un beso y que tengas un buen día.

    ResponderBorrar
  4. Te felicito por el relato, Ian.

    Ese ángel vengador ha recomenzado la historia. Esto de paraísos y antiparaísos parece no tener fin.

    Abrazos

    ResponderBorrar