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Montaje fotográfico de Ian Welden, Valby, Copenhague 2007 |
No vemos a los ángeles; pero en las avenidas oscuras de la angustia, se acercan y nos llaman, ¡Se parecen a ellos las personas queridas y no son sino ángeles los seres que nos aman! (Pedro Bonifacio Palacios (Almafuerte)) Agobiado por sus pecados, un hombre caminaba por los fiordos de Noruega mientras imprecaba. Mordía gaviotas y con su fuerza bélica dejaba caos y sangre a su paso.
Sentado en la nieve y con la cabeza entre sus gigantescas manos, intentó detener el océano de pensamientos que lo torturaba. Pensó en el suicidio y se lanzó hacia el acantilado.
Lo rescató Joe, su ángel de la guarda.
Joe era un ángel profesional, simple y de palabras directas. Había cuidado al hombre desde su nacimiento, y ahora ya estaba hastiado de él. Lo aconsejó, lo salvó de accidentes, lo excarceló en su juventud y le dio coartadas para sus asesinatos. Era su peor caso en su larguísima carrera.
Ansiaba renunciar y dejarlo morir ahí en los acantilados. Pero lo puso en tierra firme donde la policía lo presentó ante un tribunal.
Joe lo cuidó los diez años que estuvo en prisión.
Ya en libertad el hombre encontró trabajo como cargador, con la ayuda de Joe, en Ferrocarriles del reino de Noruega. Y conoció a una mujer que se enamoró de su apariencia salvaje y de su fuerza bestial.
Joe le susurró al hombre " Escúchame; tienes ahora cuatro elementos que pueden darte una vida tranquila. Has pagado tu deuda a la sociedad, tienes un trabajo, un techo y una mujer que te ama. Por favor, cuídalos".
Pasaron los años y la mujer y Joe lograron domesticarlo. Se puso viejo y dulce. Había logrado ser Jefe de Departamento de Ferrocarriles y se jubiló sin haber faltado un solo día a su trabajo.
En su vejez, el hombre caminaba por los fiordos, mientras daba de comer a las aves y agradecía a Dios. Sentado en la nieve, admiraba el paisaje de los profundos acantilados y cantaba viejas melodías noruegas. Murió sonriendo y en paz, y su mujer murió junto a él.
Joe se dijo "AL FIN", abrió sus alas y llegó a la Oficina Central de Ángeles de la Guarda, a cobrar y comenzar sus merecidas vacaciones.
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Valby, Copenhague
Otoño 2008
Otoño 2008
Querido Iam,
ResponderBorrarCon tu relato nos vas llevando de la mano a sentir esa gama de sentimientos, angustia, soledad, busqueda, confusion, libertad y al final la paz sin dolor.
Un canto a la vida y a la muerte que llega al lector por ser el dilema que tantos de nosotros atravezamos, del ser o no ser.
Un abrazo a la chilena.
Elizabeth
Que linda historia Iam, me ha emocionado pensar que tal vez... yo también tengo un ángel de la guarda a mis espaldas...
ResponderBorrarGracias por la ilusión.
mariarosa
la vez tiene tantos matices y un final en común
ResponderBorrarhay personas que envejecen sabiamente
otros que son dependientes en lo absoluto
otros que siguen en la inercia del sistema
otros que se niegan a perder la vigencia
en fin , la vejez nos llega con cada bocanada de aire que respiramos
buen fin de semana
erratas
ResponderBorrarla vez...la vejez tiene tantos matices
sorry
Todos tenemos un ángel...
ResponderBorrarY a muchos de ellos, no se lo solemos poner muy fácil!
Una bonita historia con un final feliz.
Por ello no hay que desesperar nunca.
Besos, Ian.
Me gusta tu entrada. Feliz fin de semana.
ResponderBorrarCreo en lo àngeles, siempre creì y se manifiestan de maneras sorprendrentes, por eso hay que estar atentos a las señales.
ResponderBorrarMe encantò tu relato Ian.
Un abrazo y feliz comienzo de èste flamante 2013.
Todo lo mejor para vos y tu familia.
En la vida, Ian, hasta ls personas más incrédulas tienen momentos de esperanza. Tu relato es eso, esperanza.
ResponderBorrarUn abrazo y feliz fin de semana, amigo de letras
Fina
Todos tenemos un ángel y un demonio Ian!... quiero envejecer con el ángel sabio...Besos Ian.
ResponderBorrarCreo firmemente en el Ángel de la Guarda y tienes razón cuando dices que se parecen a nuestros seres queridos. Siento que son ellos y a la par nos custodian otros seres que hacen que vacilemos en muchas ocasiones, porque nos tientan y somos humanos; pero ahí están ellos, los nuestros y ojalá estén con nosotros en el último viaje...
ResponderBorrarMe ha encantado, como siempre.
Un abrazo Moon.
Pd, he subido un pequeño escrito en mi blog, pero lo he dejado en el apartado páginas; lo escribí pensando en tantas mujeres que callan... por tantas cosas.
te dejo el enlace, para cuando puedas.
http://rincondemoon.blogspot.com.es/p/culpable.html
Dos personajes en encuentros y desencuentros...uno que vive a medias y el otro que lucha para el bien vivir del otro a pesar de su cansancio.
ResponderBorrarSiempre contanmos con alguien que nos empuja, nos da ánimo, nos endereza en nuestro caminar...en este relato es un ángel de la guarda...que me recuerda esa antigua oración infantil "angel de mi guarda dulce compañía no me desampares de noche ni de día" .
Hermoso relato con un simpático fin.
Felicitaciones
Claro de Luna