Conocí a las tres en un centro para refugiados de la Cruz Roja Danesa en Copenhague. Yasna y Laila llegaron con sus familias desde Sarajevo, Bosnia.Y Drazena llegó sola desde Croacia. Huían de la horrible guerra que desintegró a Yugoeslavia. En ella murieron millones de seres incluyendo a viejos y bebés. Como en toda guerra, la población civil sufrió torturas, fusilamientos masivos, violaciones y desapariciones. Quienes más sufrieron fueron los niños y las jovencitas. Laila y Yasna junto a sus familias recibieron asilo del estado danés. Sus padres encontraron trabajo en Copenhague y ellas pudieron ir al colegio, aprender el idioma e integrarse al país.
Drazena también obtuvo asilo, pero se negó a integrarse. No aprendió danés y vivía sola en un departamentito. Soñaba con volver a su pueblito natal en Croacia. Recibía una pequeña pensión estatal para refugiados, suficiente para sobrevivir. Empleaba su escaso dinero en heroína, no comía y su círculo social eran croatas drogadictos y criminales. Ella me visitaba a los largo de los años, sola, y lloraba en mi hombro pidiéndome ayuda para salir de su infierno. Yo también la visitaba de vez en cuando, llevándole alimentos y cigarrillos.
Su mente, una vez ágil y aguda, se deterioró progresivamente y su conversación se tornaba ininteligible.. Me decía que la vaca que vive en su casa era el alma de su madre. Que sus hijos -inexistentes- la despertaban por las noches y le llevaban osamentas de héroes croatas. Una mañana corrió hasta mi casa perseguida por tres policías. Ella y tres amigos suyos habían intentado robar una sucursal bancaria. Drazena fue condenada a dos años de cárcel.
Los guardias de la Cárcel del Oeste la violaron repetidas veces. Al salir, había perdido unos veinte kilos de peso. Perdió todos los dientes, cojeaba, y su cabellera una vez negra y sedosa parecía la peluca de un espantapájaros. La llevé a su departamento y lo encontramos vandalizado. Llamé a las autoridades de la Real Comuna de Copenhague y la puse en contacto con una asistente social. Esta asistente, horrorizada y conmovida por la historia de Drazena, logró, a través de un médico, internarla en una clínica psiquiátrica . Pero Drazena se negó a aceptar su medicina y a colaborar con su tratamiento.
Durante mis visitas nos sentábamos en el jardín a escuchar su monólogo incomprensible. Se escapó y se prostituyó para pagar su heroína. Dormía en las calles y a veces regresaba a su departamento sin puerta y con ventanas rotas para intentar sobrevivir sus horribles abstinencias y alucinaciones. Ahí la encontré hace tres días. Pálida y fría. Ni siquiera la sombra de esa niña hermosa y tímida que llegó a Dinamarca desde Croacia.
Hoy la enterramos. Llenamos su tumba de flores. Descansa en paz, querida Drazena.
Uf!!! Es la historia más triste, terrible y desafortunada, de cuantas haya leído y sido testigo! Estoy con los ojos llorosos... Recuerdo mi época negra. Miro la foto de Drazena, era una mujer hermosa, ¡lo tenía todo! incluida su fragilidad mental, que la venció. Yo, cercado por la droga, renuncié siempre a ella, en cambio ella... Quién sabe el infierno que habría vivido en Croacia, en una guerra espantosa en la que los vecinos se acusaban entre ellos. Eso no lo viví yo y es mucho más duro que cualquier cosa. En cualquier caso ya estaba muerta, aunque de haberla hecho regresar... no sé, imposible saberlo.
ResponderBorrarLeí un libro de unautor Sueco, Hennig Mankell, se llama: HIJO DEL VIENTO. Trata de un niño negro que, tras ser sus padres asesinados, abandonado a su suerte, es sacado de su país por un sueco que decide erigirse en su padre. Todo el libro se basa en un hecho real y trata, sobre el fracaso de acomodar al chico a la cultura nórdica.
Drazena renunció a Dinamarca. ¿Por qué? quizá nunca lo sepamos...
Un gran abrazo con todo mi sentimiento!