Ian Welden, 2009.
¿Se acuerdan de mi amigo y vecino Niels Winter?¿Compañero de caminatas por la Calle Larga de Valby, Copenhague? ¿Asiduos en las noches milagrosas del Café Ciré y del Bosque de Søndermarken?
Niels es un milagro en sí mismo. Tiene setenticinco años de edad y a los treinticinco dejó de envejecer. Miren la foto. Con su pelo largo y su ropa pintoresca parece un hippie salido de la década de los sesenta del siglo pasado. Tiene todos los achaques de la vejez, sin embargo, y una vida llena de acontecimientos inverosímiles, muchos dramáticos, que lleva en su alma con esa sonrisa de niño dulce.
Nació en Valby, en los años de pobreza en Escandinavia y Europa. Su padre era obrero en una pescadería. Su madre murió al dar a luz. No tuvo hermanos ni familia y su padre se fue a vivir a Barcelona donde lo mató un toro en una corrida. Niels tenía un talento de hacer amistades y jamás, me cuenta, se sintió solo a pesar de que nunca se casó ni tuvo hijos.
Al cumplir los diez años de edad comenzó a levitar. A vomitar mariposas cuando tuvo varias enfermedades en los pulmones. Y a hacer reír a carcajadas a los sargentos y oficiales del ejército danés durante la embestida nazi en la trágica Segunda Guerra Mundial. Porque Niels fue soldado e intentó pelear como león en contra del enemigo en Francia e Inglaterra. Pero de su rifle salían burbujas de jabón multicolores y su bayoneta se transformaba en una mano acariciante cuando tocaba a un soldado contrario. Cuenta con lágrimas que su primer encuentro mortal ocurrió estando solo, frente a frente con un soldatito alemán, casi un niño como él mismo.Llenos de pavor, se dispararon. La bala del enemigo pasó silbando a pocos centímetrros de la oreja derecha del atemorizado Niels. Y de la boca del rifle de Niels salió una burbuja de jabón que acarició el rostro aterrorizado de su rival. Luego intentó clavar su bayoneta pero esta se transformó en una bella mano de mujer que consoló al soldadito enemigo. Confundidos, se miraron a los ojos, se dieron la mano y huyeron de la situación dejando atrás sus armas y cascos. Niels confiesa que en esos instantes necesitó con desesperación a sus padres.Y como resultó ser inútil como soldado, sus oficiales le inventaron una nueva tarea: entretener a las tropas aliadas con su rifle y bayoneta. Desarrolló su talento y ante los ojos incrédulos de su público comenzó a levitar nuevamente, a cantar como Paul Robeson, a dar volteretas en el aire y producir dinero de los bolsillos. Ahora ya viejo-joven, en Valby, Dinamarca, no hace más milagros. Hace sí, trampas algunas veces cuando no tenemos dinero para pagar nuestras tazas de té en el Café Ciré... Dice que está jubilado. Yo no creo que haya perdido del todo su habilidad milagrera. Pero sí es un erudito en la ciencia de los milagros y está escribiendo "Milagros ad Líbitum", que son cinco tomos acerca de los fenómenos que han hecho a laa Calle Larga de Valby (Valby Langgade, en danés) al Café Ciré y al Bosque de Søndermarken famosos en el mundo entero.
Tu amigo Winter me recuerda a John Lennon,un montón.
ResponderBorrarUn abrazo
FINA
:) Muy simpática historia sobre Niels.
ResponderBorrarUn beso con mi amor
♥