En un sagrado momento de silencio
cuando todo el país está devorando el
almuerzo
me siento en el sillón del director de la
fábrica
y abro el Time Atlas of the World.
Longitud sesentiseis grados
Greenwich,
y esos colores y texturas me
alimentan.
Y esos nombres, esos nombres como
gemas
significan tanto para mi, me hace
lloriquear,
me hacen querer silbar con mis manos en los
bolsillos.
Temuco, Valdivia, Bio Bio, La
Araucanía.
Comprendo a Chiloé, conozco el olor de
Lota.
Las nubes enloquecidas de Osorno
aún están ahí colgando como racimos de
uvas.
Y Valparaiso aún canta la canción
que aprendí en la vieja escuela de los
curas.
Pobre Caldera, cada vez más negra
y la potente sal verde despierta de su
siesta
como siempre en Inca del Oro.
La huelga de los quinientos años sin
lluvia
tuesta los serenos ojos de los mineros
con sus hilachentas chupayas de
paja amarilla.
Bulliciosamente como una horda de
marines
regresan los comensales de su
pausa
y yo despierto a la realidad,
el Burger King, McDonalds,
la estridencia de una vieja canción
de The Sex Pistols,
el fracaso de la invasión de
Afganistán.
Dibujo de Ian Welden. Copenhague 1995.
Iam,las noticias cubren de sentimientos el mapa del alma,unas veces miedo,otras esperanza y otras...nostalgia.
ResponderBorrarHermosos pensamientos,que viven ese presente,renovando siempre el amor a la patria.
Mi felicitación y mi abrazo grande.
FELIZ FIN DE SEMANA,AMIGO.
M.Jesús
Ah la melancolía,amiga de nuestras tristezas,siempre un placer leerte.
ResponderBorrarSaludos Ian.
nostalgia y melancolía unidas a una franja de terra del mismo planeta
ResponderBorrarbesitos y luz
buen fin de semana
Añoranza, hermana inseparable de la melancolia. Cuanto sentimiento!!!
ResponderBorrarNostalgioso y profundo poema, un gusto visitar tu espacio!
ResponderBorrarGracias por compartirlo, saludos!