sábado, 23 de octubre de 2010

CURRÍCULUM DE UN MATÓN GUBERNAMENTAL


Arte Visual "Desolaciones". Ian Welden, Copenhague.
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Yo en realidad jamás supe nacer
como hombre de verdad.
Lo hice como bestia sigilosa.
Mi madre creyó ingenuamente
que yo era otra muñeca más
de su vasta colección
y me perdí por ahí
en los laberintos humanos
alaridos en la oscuridad
y brutalidades instintivas
de este planeta deforme.
Mi primer acto como ser consciente
fue recoger una quijada de asno
y destrozar alegremente
el cráneo de mi hermano menor.
Lo hice simplemente porque él estaba ahí
manso y hermoso como una cordillera nevada
sin molestar a nadie.
La autoridad me premió con una espada
un signo perpetuo en mi frente
y libertad incondicional
para vagar por el mundo a mi gusto
clavando tiernos corazones
que lavaban ropas multicolores
cantando felices en las orillas de los ríos.
No es que yo sea un hombre malo,
al contrario, soy puro y transparente.
Todos pueden auscultar mi alma
pero la mayoría no lo hace
por temor a la verdad
a nuestra naturaleza primitiva
y al afán por los ritos sangrientos
como lanzar a jóvenes vírgenes
a los hambrientos abismos de los dioses
siempre silenciosos e impasibles.
¡Los dioses!
He aprendido que hay muchos
en este universo estrafalario.
El mío es aquel de los ojos de piedra
que me ordenó sacrificar a mi hijo
para probar mi lealtad.
No se alarmen,
me detuvo la mano
empuñada en mi cuchillo de hueso
cuando comprobó que yo lo iba a obedecer
con el mayor entusiasmo.
Y luego están los otros, los de ustedes.
Dioses magnánimos, creadores,
fértiles e ingeniosos arquitectos
que hablan inútilmente de amor y perdón
a vuestra hora de dormir.
No me hablen de pobres ni cesantes
ni de ciudades de barro y paja.
Son mis placeres naturales
mi cena, mi libido.
Vivo en mansiones monstruosas y opulentas.
Por mi desmesurado escritorio
corren despavoridas las hordas de las almas
que yo he tramitado y crucificado.
Y en mi gran pared central
cuelga solitaria majestuosa
la pintura El Grito de Eduard Munch.
Como seguramente ya habrán deducido
no estoy pidiendo empleo.
Solamente estoy exigiendo reconocimiento
a mi esforzada y tan necesidad labor social.


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6 comentarios:

  1. El Grito. Pocos cuadros son capaces de sugerir cosas tan diferentes. Como este poema.
    Qué tema tan del día a día, y qué poco nos atrevemos a meterle mano.
    Siempre valiente, siempre conciso en la dentellada.

    Abrazos de una Sevilla fría.

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  2. El poema es fantástico y diferente, como el cuadro de Munch, sujeto a tantas interpretaciones. La pureza y la transparencia son virtudes loables.
    Un abrazo, Ían.

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  3. Sabes Ian, muchos temen encarar verdades y de hipácritas, falsarios y dioses... está lleno el mundo, pero la verdad es bella y refulgente, saber abrir el alma y sacarla al desnudo, retratar lo terrible que nos circunda matando la belleza, es de valientes y tus letras llevan la profundidad necesaria para matar los tiempos y crear conciencias.

    El Grito...

    Mi fuerte abrazo de domingo

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  4. cuántos caminan con esa cruz a cuesta
    cuántos sangran , cuántos se salvan...

    besitos de luz

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  5. Ese grito de la Naturaleza que tan bien ha plasmado Munch, no es tan profundo ni tan gutural como tu poema de hoy. Ese solicitar reconocimiento como persona, es más, como ser humano es el mismo grito, con todo el horror de la pérdida de los valores en este mundo que nos rodea.
    Me encantó. Mil besos

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  6. ¡Hola Ian!, ¡qué desesperación encuentro en tu alma de poeta!, se hace el silencio en mi interior y pienso....¿porqué no es todo más sencillo?. Mendigando la aceptación, si somos buenos...¡malo!, si somos malos...¡peor!. Un saludo cálido desde Andalucía.

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