jueves, 30 de agosto de 2012

DIARIO DE UN LOBO


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                              Fotografía y diseño de Ian Welden ©

Queridas amistades,  este cuento erótico fue censurado.Sólo fue publicado en REVISTA ISLA NEGRA y REVISTA ARENA Y CAL, revistas virtuales españolas.
Lo escribí para explorar ese fenómeno  alejado de mi personalidad que consiste en disfrutar sexualmente al infringir dolor físico y psíquico y  a la  vez disfrutar al recibir dolor corporal y mental.
Espero que este relato no les resulte ofensivo.
El acento verbal de la protagonista es la manera en que los chilenos hablamos el idioma castellano.

Abrazos desde Copenhague,


http://isla_negra.zoomblog.com/archivo/2009/06/12/ian-welden-Dinamarca.html




For you´ve touched her perfect body with you´re mind.
                                                               Leonard Cohen
 La vida es un manantial de goces; pero donde la canalla deja envenenadas las fuentes.
                                                                                                                     F Nietzche

Lunes 22 de diciembre


Apenas me sentí saciado transformé nuestro festín en una pesadilla. La saqué de mi cama a gritos y la desterré a dormir en el sótano.Y esta madrugada, cerró la puerta tras de si. Su pena me dejó impasible. Me levanté a celebrar mis ritos matinales: muchas tazas de café, cigarrillos y las noticias en BBC News.

Salí a caminar bajo el sol fresco y sereno de Copenhague en navidades, silbando  And so this is christmas con las manos en los bolsillos y mi sombrero ladeado
a lo Bogart. ¿Qué más pedirle a la vida? ¿Dinero? ¿Sexo?  Soy ególatra,  manipulador, incluso sádico compulsivo, dicen algunos por ahí. Pero, ¿qué importa si estas cualidades me abren las cortinas a todo el placer?

Copenhague la Melancólica se me abrió de piernas. Muchas mujeres bellas pasaron a mi lado emborrachándome con sus particulares olores a sexo y sus deseos ocultos bajo sus ropajes multicolores.

"¡Buenos días, abuelito!"

Pero, ¿a quién estoy engañando? La nieve ya me estaba haciendo pensar en su piel blanca  y suave. El cardenal rojo en mi sombrero comenzó a castigarme con el recuerdo del perfume de su vulva palpitante. Mi niña lujuriosa y sumisa. ¡Pero qué hembra, Dios mío! Sólo por ella creo en tu ingeniería.


Martes 23 de diciembre


Entró sin golpear. Cargaba un árbol de Navidad y cinco botellas de champán Chardonnay. Me besó como si nada hubiera ocurrido la noche anterior. Se sacó los calzones y el sostén y los colgó en el árbol a manera de decoración. En pocos segundos, jadeábamos sobre la alfombra. Volvió la cabeza para mirarme.

"...y así me tratai tan mal, viejo... un día te voy a abandonar".
"No te atreverías... yo soy tu vida ahora".

Despertamos tiritando de frío horas más tarde aún sobre la alfombra. La casa olía a pino y sexo. En la ducha nos enjabonamos mutuamente, ella reía mientras jugueteaba con mis genitales. Su dicha me impacientaba.  
Bebimos callados, cada uno de su botella. Aún no amanecía y afuera en el jardín un intruso hombre de nieve me hacía señas en las ventanas. Sería el alcohol, pensé.
¡Qué hijo de puta soy! Pero astuto como un lobo.

"Quieres comer algo, mi niña?"
"Idiota!"
"¿Por qué me ofendes?"
"Porque en el fondo erís una mierda!"
"¡Qué!"
"Porque no me querís!"

Me levanté del sofá y me oculté en la cocina.

"Vai a ver no más, maricón!"

Corrí donde ella y la penetré sin piedad. Se dejó poseer llorando.

"Te necesito hombre...  mira el tesoro que tenemos."
"Pero si yo también te necesito, mujer!"

Me sentí sucio y hastiado.


Miércoles 24 de diciembre


Desperté y ella no estaba. Me dejó una nota en el velador: "La única razón por la cual estoy contigo es porque decís amarme. ¿Nos vemos a la noche....?" 
Me sentía aturdido, pero libre nuevamente. Celebré mis ritos cotidianos. Café, cigarrillos, ducha y televisión.
Y salí a dar un paseo matinal. El día estaba azul y transparente. La nevazón de la noche anterior parecía haber sepultado todos los pecados mortales del mundo. Sobre todo, los míos.
Comencé a sentirme mejor y caminé hasta el Puerto Nuevo de Copenhague para saludar al Mar Báltico. Cómo atesoraba mi propia compañía! Disfrutaba mi soledad.
El viejo mar estaba congelado. Avancé sobre el hielo un par de kilómetros en dirección a la ciudad de Malmo en el sur de Suecia. La hermosa Malmo se divisaba en el horizonte y tuve la impresión de que me acercaba a una mujer.  Ingenua y deliciosa como ella.
De inmediato, sentí el gruñido entre mis piernas. La obsesión por su cuerpo que me alimenta y luego desdeño al acabar la fiesta. Me pide amor y le miento con el fin de acceder a sus movimientos sorprendentes y su creatividad de fiera descontrolada.
Noche buena.
La ridícula, me regaló una corbata. No pude evitar reírme y ella rió también porque creyó que el espíritu navideño me había invadido. Yo le regalé un provocativo vestido rojo más una cartera Dior rellena cual pavo navideño con billetes de cien dólares.

"Para tu cuerpo y tus necesidades, mi amor".

Lloró conmovida y yo por primera vez me avergoncé de mí mismo. La vi como la niñita desamparada que era, en las garras de esta bestia cínica. La abracé, sin intenciones sexuales, como a una hija, pero ella comenzó a quitarse su blusa en un acto reflejo. La detuve.

"¿Qué pasa? ¿No te gustó la corbata? La elegí con mucho amor para ti".
"Por supuesto que me gustó, mi amor. La cena está lista..."
"Te querís casar conmigo ?"
"Si".
"Es lo que más quiero en la vida, hombre maravilloso".
"..."

Cené en silencio. Ella reía mientras jugueteaba con su pelo.  Bebía y comía desinhibidamente.  Pero pronto perdí toda mi paciencia. La levanté a tirones de la mesa, la empujé al sofá y me deslicé feliz bajo su vestido.
Noche buena.

 Jueves 25 de diciembre

A las doce de la noche comenzó su eterno lamento.

"Me tratai mal, hago todo lo que querís y me tratai como a una puta".
"Te equivocas. ¿Acaso no te gustó el vestido? ¿Y el dinero? ¿El departamento, el coche y el placer que te doy?"
"No es eso. Pero decís amarme y te comportai como un verdugo. Necesito ternura también".
"¿Ternura?. Te doy todo lo que soy capaz de dar".
"Pero no es suficiente..."

Se fue quedando dormida de a poco, entre sollozos. Yo me quedé despierto, sintiendo la  repugnancia invadir mis venas.
En la madrugada la obligué a complacerme con su boca tan diestra y la eché de la casa a la nieve, a puntapiés. Reconozco que el gozo que me produjo su expulsión me agradó más que todas las peripecias eróticas de esa Navidad.
La escuché suplicándome desde el patio y luego silencio total. 

Desperté al mediodía y me levanté con dificultad. Mis piernas y mi espalda ya no eran jóvenes, pensé atormentado. Ajeno a mi proceder de esa madrugada,  me senté en el sillón a fumarme un cigarrillo.  Encendí la televisión para enterarme de las tragedias de los otros mortales. Pero el vestido y la corbata colgados del árbol navideño me volvieron a la realidad.
Corrí al jardín y luego a la calle. Pensé que la encontraría congelada, pero no estaba. Conduje mi coche a su departamento en el sector proletario de Copenhague. La divisé en la ventana bailando desaforada al ritmo de una música estridente. La acompañaba un joven que la manoseaba  como a la puta maldita que era.
No sentí alivio por encontrarla viva. Una ola de violencia me inundó. Bajé de mi coche y subí a gatas las escalas del edificio. Golpeé en su puerta y grité su nombre. La música cesó y escuché risas y cuchicheos.

"!Abre la puerta, puta!"
"¿Quién es? ¿El viejito pascuero, tal vez?"
"Abre la puerta o la derribo!"
"Ay! Pero que viejito pascuero tan grosero por Dios!"
"!Abre la puerta!"
"Ahá! Es el lobo feroz!"

Carcajadas.

"Necesito verte, mi amor. Perdona lo de anoche... estaba borracho!"
"Ándate de aquí, pobre viejo de mierda!  No sabís las ganas que tengo de darte una paliza!"

La puerta se abrió y el muchacho apareció en el umbral sonriendo con burla. Ella estaba detrás de él observándome con curiosidad y desafío.

"Tenemos que hablar, mi amor. Bebí demasiado y... ¿Quién es este payaso?"

El payaso me derrumbó de un puñetazo. La puerta fue cerrada de golpe. La música y las risas cobraron nuevos bríos. Me levanté adolorido pero, sobre todo, humillado en todo mi ser.

"Por favor! Mi amor... ven a verme esta noche!".


Jueves 26 de Diciembre


No llegó anoche. La esperé ansioso mientras sentía que todas las fuerzas de la naturaleza confabulaban contra mi. Mi cielo se desplomaba sobre mis hombros y  destrozaba mi arrogancia. No realicé mis ritos ni me duché. En la sala de estar el árbol de Navidad se burló de mí. El siniestro hombre de nieve de la otra noche escribió con un  ! ATOIDI OJEIV¡ en mi ventana...
De nuevo conduje mi coche hasta su casa y abrí su puerta sin golpear. Estaba tendida desnuda pero con botas en su cama y su dormitorio era un caos de ropa, zapatos, carteras, cajas de pizzas a medio comer y dinero. Sobre todo cerros de mi dinero desparramado por el suelo. El muchacho no estaba.

"Viejito! Te esperaba. ¿Me echaste de menos anoche?"
"¿Dónde está el payaso?"
"¿El payaso? Ah! No sé... se fue por ahí".
"¿Es tu nuevo hombre? ¿Duermes con él? ¿Se lo chupas como a mi? puta de mierda!"
"No seai tan grosero pues, ven conmigo a mi cama".
"Perdóname por favor, mi amor!"
"Todo está perdonado, mi viejito lindo. Venga conmigo, no más".

Me hizo acariciar el cielo. Su audacia me desquició una vez más. Mientras esparcía su arte sobre mi cuerpo me preguntaba a mi mismo cómo y de dónde esa niñita habría sacado tanta sabiduría sensual.
Pero a segundos de mi clímax se detuvo. Abrí mis ojos y ella me observaba con su rostro ensangrentado. Algo colgaba de sus labios. Sentí un dolor intenso entre mis piernas y al tocarme me di cuenta de lo que había hecho. Me introdujo mi pene aún palpitante en mi boca. El payaso apareció desde la cocina llevando un disfraz de hombre de nieve bajo un brazo. Me hizo una señal con la mano y bajó las escalas entre risas, a pesar de mis ruegos de auxilio.

"Ya, mi amorcito, fuera! A la nieve!"

Me sacó a puntapiés de su departamento, me lanzó por la escala hasta el primer piso y luego a la nieve que se fue tiñó de rojo como una inmensa mancha de vergüenza.
El payaso, vestido de hombre de nieve, se acercó y me besó en la frente. Ambos cargaron algunas maletas en mi coche y en él desaparecieron en el horizonte de la melancólica ciudad de Copenhague.

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9 comentarios:

  1. Querido Ían, he leído varias veces tu genial relato y sobreviví... Bromas aparte, cada uno de tus inteligente detalles me han capturado y no podía dejar de leerlo. Ya casi lo conozco de memoria y con mucho gusto lo recitaría al mundo entero.
    Felicitaciones y te digo que esas revistas virtuales que se negaron a publicarlo no valen la pena, se han perdido una obra maravillosa,amena y emocionante.
    Un abanico de seres y sensaciones inmortales.
    Un abrazo poeta, y un beso también.
    Sylvia.

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  2. Ya sabes que en esto de la era digital las lecturas han de ser breves porque la gente no tiene tiempo ni para darse cuenta del desatino de vida que es vivir sin tiempo.

    Un texto "largo" se hace breve cuando atrapa, como este, Ian, que está muy bien estructurado y mantiene ritmo.

    Y no olvidemos la doble moral... Pero eso no debe preocupar al que escribe.

    Te aplaudo, es un relato que sobrecoge por lo duro que plantea pero que engancha por lo bien escrito que está.

    Besos

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  3. A mi también me ha atrapado el relato, no he sentido que fuera largo mientras lo leía, aunque a principio debo confesar que si, lo que ocurre, es que el titulo, ya cala,y los rincones del relato más aún, por eso se hace ameno leerlo.Ian, felicidades por tu buen hacer.
    Besos

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  4. Bueno, es un tremendo relato que nos enfrenta a ese mundo complejo de la psiquis humana; la historia es bien narrada, muy equilibrada con una muy buena mezcla del idioma castellano y los matices idiomáticos de los chilenos que conozco bastante bien. Me parece que no hay nada que censurar porque esto del sadomasoquismo no es nada nuevo, pero, claro, aún hay mucha gente que no está en capacidad de enfrentarse al análisis de este tipo de parafilias o comportamientos patológicos del ser humano. Hace unos días vi la película "La pianista" y, creo, que eso de alguna manera me tenía preparado para este interesante relato.
    Saludos desde Gävle, Suecia.

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  5. Me fascinan tus relatos Ian y todavía no comprendo porque eran censurados.
    Te dejo mi abrazo, buen fin de semana!

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  6. Pero que buen relato nos compartes Ian, verdaderamente lo disfrute, me atrapo de principio a fin que ni senti que fuera largo como dices, duro, muy duro, pero real y fantastico.
    Sabes? me gusta tu manera de escribir, es un deleite leerte.
    Un gran abrazo.

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  7. Un relato espeluznante y con un final mas espeluznante aun mi amigo....dentro la sordidez y el masoquismo se puede entrever la ternura de tu ser amigo, al mostrarnos tu hermosa Copenhague.

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  8. UFFFF! Terrible relato. Me gusto mucho como lo cuentas no se pierde un solo renglón tiene esa belleza que no lo queires soltar y lo lees de una sola vez. Felicitaciones Ían.

    Saludos.

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  9. Censurado dices????

    Es increíble como opera la censura a veces. El relato es fuerte, no cabe duda, pero nos adentra en un mundo sórdido, tan sumamente sórdido como puede ser en la vida.
    Me he quedado prendida de los diálogos y es final espeluznante....

    Eres un señor escritos, Don. Ian.


    Abrazos muchos y un lindo domingo .

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