Para Cristina Hansen, Nerkeza y Vildana Milic.
Una historia de la vida real.
Una historia de la vida real.
Fotocollage de Ian Welden "La Diosa de Vesta" Mitología romana. |
A medianoche, alguien golpeó en mi puerta. A veces llegan caminantes durante la madrugada. Esta vez era Cristina, una mujer que no había visto en quince años.
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Cristina, sin decir una palabra, se
deslizó por la puerta y se tiró mi sofá. Estaba sucia y olía a
basura. Su pelo rubio lleno de
barro y sus ojos azules rodeados de costras de rimel.
Entre sollozos me contó que había vagado muchos años por las calles y que,
al final, decidió buscarme. La había conocido en un congreso de la Cruz Roja danesa
hace muchos años. Es una de las mujeres más inteligentes y bellas que he conocido.
Después del congreso establecimos una amistad muy profunda. Fue enviada a Bosnia, en la Yugoeslavia en guerra civil, por la Cruz Roja en 1995 en tanto yo me quedé en los centros para refugiados yugoeslavos bosnios en Copenhague. No volvimos a vernos y ahora sollozaba en mi departamento. Me rompió el alma verla así.
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Entre sollozos me contó que había vagado muchos años por las calles y que,
al final, decidió buscarme. La había conocido en un congreso de la Cruz Roja danesa
hace muchos años. Es una de las mujeres más inteligentes y bellas que he conocido.
Después del congreso establecimos una amistad muy profunda. Fue enviada a Bosnia, en la Yugoeslavia en guerra civil, por la Cruz Roja en 1995 en tanto yo me quedé en los centros para refugiados yugoeslavos bosnios en Copenhague. No volvimos a vernos y ahora sollozaba en mi departamento. Me rompió el alma verla así.
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Después de un par de
cognacs se repuso un poco y me contó:
"Resulta increíble, Ian. Ya
han pasado mil años desde Bosnia y la pesadilla aún me
persigue! En las afueras de Sarajevo, una
mujer y su hija fueron sorprendidas por una banda
paramilitar de niñitos. Yo las conocía. La madre era Nerkesa, joven de
unos veinticinco años de edad, profesora, muy hermosa. Su hija
Vildana de diez años era
un milagrito de belleza y resolución.Estos niñitos armados, con
uniformes grises y metralletas, atraparon a Nerkeza en un
bosque, y a la vista de Vildana la golpearon con piedras hasta
la inconsciencia y la violaron entre carcajadas y botellas de vodka.A Vildana no le hicieron daño.
Ella fue testigo.
Vildana arrastró a su madre
hasta uno de los policlínicos de la Cruz Roja en Sarajevo. Ahí estaba yo. Nerkeza y Vildana me relataron
la pesadilla tantas veces que al final era como si yo
hubiera estado en el sitio. Ian, desde que volví de
Sarajevo en 1998 no he podido ser yo misma. ¿Te acuerdas de
mi? ¿De cómo era? Bueno, yo no he podido trabajar, tener
amigos, sueños, y estos años he vagado por las calles de
Copenhague, Estocolmo, Oslo... con la pesadilla dando vueltas en mi ser como si
fuera una película! Ya no puedo más.He estado internada en diversos
hospitales psiquiátricos de Escandinavia sin resultado.
Necesito dormir, dormir y volver a ser Cristina... Y olvidarme de Nerkeza y Vildana!"
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Yo no lo pude creer. Esto
es un milagro me dije, un milagro.
Le di un vaso de leche con
dos pastillas para dormir, y le dije
que yo tenía
la solución.
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Mientras ella dormía, tomé el teléfono y llamé a Nerkeza, así, simplemente...
la solución.
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Mientras ella dormía, tomé el teléfono y llamé a Nerkeza, así, simplemente...
Me atendió Vildana. Ella me
dijo en danes "Pero ingrato! ¿Dónde te habías
metido? Te he llamado miles de veces y nunca contestas. Y nosotras no dejamos mensajes! Te voy a pasar a mi mamá". "Alo? Ian! Pero qué gusto escuchar tu voz,
¿a qué se debe esta sorpresa?" Me preguntó en un danés cargado de acento
serbo/croata/bosnio. Yo le conté acerca de Cristina. Nerkeza y Vildana fueron enviadas
desde Bosnia a Copenhague por la Cruz Roja Internacional. Yo las conocí y cuidé en
un centro para refugiados bosnios. Y luego de su recuperación seguimos en contacto
y nos hicimos buenos amigos.Le expliqué la situación a Nerkeza y ella me dijo "Entiendo,
no te preocupes. Vamos mañana a tu casa a hablar con ella.Le va a hacer mucho
bien vernos vivitas y coleando".
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metido? Te he llamado miles de veces y nunca contestas. Y nosotras no dejamos mensajes! Te voy a pasar a mi mamá". "Alo? Ian! Pero qué gusto escuchar tu voz,
¿a qué se debe esta sorpresa?" Me preguntó en un danés cargado de acento
serbo/croata/bosnio. Yo le conté acerca de Cristina. Nerkeza y Vildana fueron enviadas
desde Bosnia a Copenhague por la Cruz Roja Internacional. Yo las conocí y cuidé en
un centro para refugiados bosnios. Y luego de su recuperación seguimos en contacto
y nos hicimos buenos amigos.Le expliqué la situación a Nerkeza y ella me dijo "Entiendo,
no te preocupes. Vamos mañana a tu casa a hablar con ella.Le va a hacer mucho
bien vernos vivitas y coleando".
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Ahora viernes a mediodía
estamos aquí los cuatro en mi casa. Cristina, al ver a
Nerkeza recuperada y a Vildana ya una adolescente, salió de su pesadilla para siempre.
Nerkeza recuperada y a Vildana ya una adolescente, salió de su pesadilla para siempre.
Ian Welden
Agosto 2008.
No sabía que trabajaste en la cruz roja, Ían.
ResponderBorrarTu relato de hoy es un fiel reflejo de la enorme bararie de la guerra de los balcanes y de todas las guerras habidas y por haber.
Me gustó tu final feliz y se lee fácilmente creando momentos de emoción, indignación y alegría.
Sylvia.