jueves, 20 de diciembre de 2012

CRISTINA, NERKEZA Y VILDANA



Para Cristina Hansen, Nerkeza y Vildana Milic.
Una historia de la vida real.


Fotocollage de Ian Welden "La Diosa de Vesta" Mitología romana.


A medianoche, alguien golpeó en mi puerta. A veces llegan caminantes durante la madrugada. Esta vez era Cristina, una mujer que no había visto en quince años.
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Cristina, sin decir una palabra, se deslizó por la puerta y se tiró mi sofá. Estaba sucia y olía a basura. Su pelo rubio lleno de barro y sus ojos azules rodeados de costras de rimel. 
Entre sollozos me contó que había vagado muchos años por las calles y que, 
al final, decidió buscarme. La había conocido en un congreso de la Cruz Roja danesa 
hace muchos años. Es una de las mujeres más inteligentes y bellas que he conocido.

Después del congreso establecimos una amistad muy profunda. Fue enviada a Bosnia, en la Yugoeslavia en guerra civil, por la Cruz Roja en 1995 en tanto yo me quedé en los centros para refugiados yugoeslavos bosnios en Copenhague. No volvimos a vernos y ahora sollozaba en mi departamento. Me rompió el alma verla así.
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Después de un par de cognacs se repuso un poco y me contó:

 "Resulta increíble, Ian. Ya han pasado mil años desde Bosnia y la pesadilla aún me persigue! En las afueras de Sarajevo, una mujer y su hija fueron sorprendidas por una banda paramilitar de niñitos. Yo las conocía. La madre era Nerkesa, joven  de unos veinticinco años de edad, profesora, muy hermosa. Su hija Vildana de diez  años era un milagrito de belleza y resolución.Estos niñitos armados, con uniformes  grises y metralletas, atraparon a Nerkeza en un bosque, y a la vista de Vildana la golpearon con piedras hasta la inconsciencia y la violaron entre carcajadas y botellas de vodka.A Vildana no le hicieron daño. Ella fue testigo.

Vildana arrastró a su madre hasta uno de los policlínicos de la Cruz Roja en Sarajevo. Ahí estaba yo. Nerkeza y Vildana me relataron la  pesadilla tantas veces que al final era como si yo hubiera estado en el sitio. Ian,  desde que volví de Sarajevo en 1998 no he podido ser yo misma. ¿Te acuerdas  de mi? ¿De cómo era? Bueno, yo no he podido trabajar, tener amigos, sueños, y estos años he vagado por las calles de Copenhague, Estocolmo, Oslo... con la pesadilla dando vueltas en mi ser como si fuera una película! Ya no puedo más.He estado internada en diversos hospitales psiquiátricos de Escandinavia  sin resultado. Necesito dormir, dormir y volver a ser Cristina... Y olvidarme de Nerkeza y Vildana!"
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 Yo no lo pude creer. Esto es un milagro me dije, un milagro.
 Le di un vaso de leche con dos pastillas para dormir, y le dije que yo tenía 
la solución. 
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Mientras ella dormía, tomé el teléfono y llamé a Nerkeza, así, simplemente...
Me atendió Vildana. Ella me dijo en danes "Pero ingrato! ¿Dónde te habías 
metido? Te he llamado miles de veces y nunca contestas. Y nosotras no dejamos mensajes! Te voy a pasar a mi mamá". "Alo? Ian! Pero qué gusto escuchar tu voz, 
¿a qué se debe esta sorpresa?"  Me preguntó en un danés cargado de acento 
serbo/croata/bosnio. Yo le conté acerca de Cristina. Nerkeza y Vildana fueron enviadas 
desde Bosnia a Copenhague por la Cruz Roja Internacional. Yo las conocí y cuidé en 
 un centro para refugiados bosnios. Y luego de su recuperación seguimos en contacto 
y nos hicimos buenos amigos.Le expliqué la situación a Nerkeza y ella me dijo "Entiendo,
 no te preocupes. Vamos mañana a tu casa a hablar con ella.Le va a hacer mucho 
bien vernos vivitas y coleando".
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 Ahora viernes a mediodía estamos aquí los cuatro en mi casa. Cristina, al ver a 
 Nerkeza recuperada y a Vildana ya una adolescente, salió  de su pesadilla para siempre.

Ian Welden
Agosto 2008.

1 comentario:

  1. No sabía que trabajaste en la cruz roja, Ían.
    Tu relato de hoy es un fiel reflejo de la enorme bararie de la guerra de los balcanes y de todas las guerras habidas y por haber.
    Me gustó tu final feliz y se lee fácilmente creando momentos de emoción, indignación y alegría.
    Sylvia.

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