domingo, 20 de noviembre de 2011

ODA A UN MAESTRO

Siendo muy joven, en el  umbral de la adolescencia, escribía poemas acerca de la vida y la muerte y los presentaba a los concursos literarios en mi querida escuela. Siempre los ganaba.
Un día quise hacer algo distinto  que reflejara mi admiración por uno de mis maestros, el señor Molina, profesor de Historia y Geografía.
Aquí les muestro mi poema ganador.
Entonces, yo tenía catorce años de edad. 

ODA A UN MAESTRO

Sólo impera embriagadora quietud.


Juguetean ráfagas doradas
entre plumajes sedosos
de nubecillas aladas.
Resignados pilares
de concreto maduro
mantienen silenciosos
ancianas paredes
que en gélidas baldosas
refléjanse,
entibiándose,
poco a poco.
Vagos sonidos mundanos
que la atmósfera recorren,
invaden el recinto sagrado
Mas la paz los desvanece,
haciendo que a sus hogares
retornen.
Sólo reina embriagadora quietud.
Astro
que comienza a derramar
vertientes rebosantes de oro,
mientras que la aislada
hija de la naturaleza,
alza,
fuerte,
sabia,
bebe con ansias
el benigno tesoro.
¡Álzase imponente
gigantesca palmera!
Acércanse lentos,
firmes,
pasos que resuenan
a lo lejos.
Uno
a uno,
responden agrietados pilares
con tibios susurros de ecos.
Paz de hombre
que aparece.
Quizás,
padre del sereno lugar.
Ojos tranquilos,
manos de consejo,
¡todo en un instante
quisiera acariciar!
Luego
se interrumpe,
lentamente,
la tibia melancolía,
Irrumpe,
¡hormigueo constante!
Jóvenes pasos en baldosas frías.
Manos inquietudes,
(sorpresa tenue).
Nueva fiesta de juventud
en el día que vuelve.
Líneas de maestro
hinchan de simpatía
Ojos serenos,
ya no son.
Ahora húmedos.
Refulgen alegría,
Se elevan
rápidas,
cien manos por los aires.
Sol que las aspira.
Y a todas ellas
una responde:
la más noble,
la que de amor sincero
arde.
Ya el astro
de lo más alto espía.
Revolotear de palomas.
Baldosas ya no frías.
Murmullo constante de joven vida
Figura de maestro,
que entre ellos,
jamás pasará inadvertida.

Ian Welden
Cuarto A de Letras
Liceo Victorino Lastarria
Santiago de Chile.


Imagen de la cabecera "La Sagrada Familia" por Ian Welden, Copenhague 1996.




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4 comentarios:

  1. una oda maravillosa, Ian!

    transmitirlo así, dando tan profundo sentido a las palabras, desde ese "alucinante umbral de la adolescencia", es estar en absoluta conjunción con la vida!

    un abrazo fuerte!!

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  2. wow...escribias re bien cuando eras jovencito.
    Ya eras un apasionado.

    Besos mil.

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  3. Hermoso trabajo Ían,los maestros son una especie difífcil de encontrar, profesores los hay y muchos , algunos muy bien preparados y otros mejor no opinar, pero los Maestros, pucha esos sí que son rarezas y son absolutamente dignos de imitar.


    besitos y pasa una genial semana

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  4. Pues escribías muy bien, Ian. Hay que ver el giro que te han dado los años, verdad???
    La sabiduría de la vida se refleja ahora en tus versos, pero antes se reflejaba al poeta que ya había dentro y que buscaba la palabra poética.

    Besos con mi cariño

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