Después de la leche con miel
salimos al corral
y liberamos al último caballo alado.
El miércoles por la noche
encendimos la fogata
y en ella aparecieron
dragones del Tucúquere
pequeños como los dedos pulgares
de una adolescente inca.
El jueves, nada especial,
tan sólo vagar por el parque
y admirar las estatuas de piedra
que nadie sabe quién construyó.
El sábado bailamos hasta el cansancio
al ritmo de las estrellas
y al llegar la madrugada
nos tendimos sobre la hierba
para registrar en nuestros cuadernos
los segundos que transcurren
entre la puesta de la tímida luna
y la violenta salida del sol.
El domingo fresco y temprano
horneamos pan de maíz
y luego fuimos a la plaza
donde el alcalde nos contó el cuento
de la aparición del primer árbol
en la mitad de la Calle Principal.
En la noche del domingo
expulsamos a todos los amantes de la violencia
y nos dispusimos a cenar maquis y piñones.
Cantamos canciones mapuches
y nos fuimos a acostar emparejados.
De mi poemario inédito EXILIARIO, Copenhague 1976.
Dibujo/Collage de mi autoría. Copenhague 1997.
.
Qué paraíso, Ian...
ResponderBorrarAyü Mapu newe, Mapu!!!
Besos, que tengas un buen fin de semana
cómo ha cambiado
ResponderBorrarlas malas costumbres se pegan como la sarna
y es triste ver y leer noticias del maltrato entre ellos como en todos lados, ya es pandemia mundial
besitos y luz
buen fin de semana
bello canto que nos compartes Ían, quizá un oásis ilusorio, pero peor es na'
ResponderBorrarfelicitaciones por tu trabajo
Me ha encantado, Ian.
ResponderBorrarTu sensibilidad se pone de manifiesto en cada entrada.
Un abrazo.
Así debería ser siempre estimado Ian
ResponderBorrarque bien comprendes y señalas el ideal...
sin dudas aquello está lejos de ser en este tiempo
pero existen !
los ideales no siempre se logran
aun hay mucho por hacer sobre el respeto
a la mujer en el mundo...
y en mi país mucho por trabajar en este sentido.
saludos!