viernes, 7 de septiembre de 2012

ANNA



            Collage y dibujo de Ian Welden

Veo al cerebro como un computador que dejará de funcionar cuando sus componentes fallen. No hay un cielo o una vida después de la muerte para computadores rotos; eso es un cuento de hadas para la gente que le teme a la oscuridad. Stephen Hawking



Dinamarca es un país peculiar. No tiene montañas ni cerros sino llanuras y praderas. Tiene una reina y la gente, por ley, no debe morirse de hambre. Los ancianos son depositados por sus hijos en empresas especializadas en soledades. Y, si son afortunados, recibirán visitas de los nietos en Navidad.

De sus cinco millones de habitantes, tan sólo diez mil son drogadictos y ciento sesenta mil son alcohólicos registrados. Dos mil viven en las calles porque lo prefieren y todos tienen acceso a médicos y hospitales gratuitamente. Los estudiantes no tienen que pagar ni usar uniformes.Las familias suelen ser pequeñas; dos padres y a lo más dos niños que se van de casa a los diecisiete años de edad. Los divorcios son una tradición nacional. La cantidad de personas que viven solas es abrumadora,  especialmente los viejos.

Pero Anna vive ajena a todo esto. En su casona en la Colina del Cielo, en el pueblo Castillo de Skande, despierta con las madrugadas cargadas de rocío. Se lava y se viste con elegancia. Y con la ayuda de sus jóvenes ex compañeras de colegio, baja la escala riendo como adolescente enamorada. En la planta baja la esperan sus ancianos padres, sus hijos y sus nietos.

"¡Buenos días, mamá! ¿Cómo amaneció?"
"¡Abuelita, abuelita! deme un besito aquí en la rodilla... me caí y me duele..."
"Siéntate, Anna, tu café con leche se va a helar".
"Anna, como de costumbre te ves muy linda, ¿cómo lo haces?"
"Hija, ¿cuáles son tu planes para hoy?"
"Voy a salir a pasear por la ciudad como siempre, mamá".
"¡Abuelita! ¿Puedo ir con usted, por favor?"
"Por supuesto, mi amorcito, pueden ir todos los que quieran, también los gatos".
"Ja! Pero si no tenemos gatos...! La abuelita está loca!"
"¡No le hables así a Anna! ¡No le faltes el respeto!"
"¡Ya! ¡Vamos al Mercado Central a comprar flores!"
"Anna, no exageres; ayer te sentiste muy cansada..."
"Estoy bien, amiguita querida. Tú cuida tu juventud que yo cuidaré mi vejez..."

Y salen todos a caminar por las calles. Los vecinos están acostumbrados a verla pasar altiva y orgullosa con su  escolta de seres queridos.

"¡Buenos días, señora Anna! ¿Cómo está usted hoy?"
"Dios la bendiga, señora Anna..."
"¡Señora Anna, qué gusto de verla tan hermosa!"

Y así, con señora Anna  aquí y allá entran al Burger In a desayunar. Ella ordena a los jóvenes que organicen la merienda de helados, tortas y dulces para los niños y sandwiches y botellas de vino para los grandes. Los demás clientes y el personal admiran el  espectáculo.  Anna se siente feliz y orgullosa.

Luego van a comprar guitarras eléctricas, libros electrónicos, ropa de Saint Lorenz y zapatos Nike para todos. Anna reluce sus tarjetas de crédito. Los bebés sonríen y los jóvenes bailan en las calles al son de melodías de Elvis. Qué vejez tan deliciosa la de Anna. "¡Qué afortunada y maravillosa vejez!"

"Dejad que este momento dure para siempre" piensa, aferrándose a los brazos de sus seres queridos mientras la imagen de su esposo le sonríe desde el cielo.

Los días transcurren plácidos. Por las noches se reúnen ante una fogata en el jardín a contar historias. Anna ríe y reparte mamaderas entre los bebés y cognac entre los viejos. Los jóvenes fuman cigarrillos de tabaco rubio.

Anna siente que unas frías gotas de lluvia le calan la piel. Tirita. Qué extraño. La luna está llena y hay una brisa agradable.

A medianoche, cuando todos duermen, Terese, la adolescente que fue su mejor amiga en sus tiempos de estudiante, la ayuda a desvestirse. Y la acuesta después de escobillarle el pelo y limpiarle la cara de cremas y pinturas. Rezan juntas el Padrenuestro y Anna se queda dormida. Sueña que caballos blancos alados la llevan desde la Colina del Cielo hasta el país de su infancia. Allí, donde todo era frío y gris, su tío Albert  le murmuraba obscenidades al oído.

Anna se revuelca en su cama. Ahora está en una calle amenazada por carros veloces que la persiguen. Las vitrinas sin luz exhiben jovencitas prostitutas anoréxicas se inyectan sustancias en los brazos.

Pero llega nuevamente el amanecer a la pequeña Colina del Cielo.

Los niños corren y gritan. Los viejos padres de Anna son atendidos por los  estudiantes. Tías y tíos llegan reparten besos y abrazos. Preguntan por Anna, pero ella está atrasada hoy. Terese sube la escala a dos saltos para encontrarla llorando ante su espejo.

"Pero Annita por Dios, ¿qué te pasa, mi amor?"
"No sé, Teresita. No dormí bien. ¡Me siento  cansada y me veo  demacrada!"
"Te ves linda, mi amorcito, ven, yo te voy a ayudar..."

Terese hace milagros y al fin Anna baja las escalas irradiando belleza y alegría. Se sientan todos a la gran mesa a comer panqueques con mermelada de frutillas y a hacer planes para el día mientras que los viejos hablan del pasado.

Todos quieren ir al castillo de Skande, una hermosa construcción del año 1171 levantada en el medio del lago de Skande por el rey Valdemar el Grande. Anna titubea, no quiere ir.

"¡Pero Anna! A ti siempre te ha gustado..."¡No te entiendo! ¿quieres quedarte aquí sola todo el día?"
"En realidad, sí!  Estoy cansada. ¡No dormí bien anoche!"
"¿Estás enferma, abuelita?
"Te ves  pálida, hijita, necesitas aire fresco. Te haría bien ir con nosotros..."
"¡Déjenme en paz! ¡Váyanse! ¡Necesito estar sola! ¿No entienden?"

A Anna le parece que Terese la observa, así como lo hacía el tío Albert.

Queda sola en su casona y se duerme en el sofá. La despierta un violento remezón. Un policía la levanta del pavimento mojado y la pone de pie contra un muro. Otro le grita groseramente.

"¡Vieja de porquería! ¿Por qué duermes en la calle? Identifícate o te llevamos a la estación!"
"¿Dónde vives? ¿O eres una callejera? ¿Alcohólica o drogadicta? ¿O puta? ¡Te debería dar vergüenza a tu edad!"
"¡Ya! ¡Camina!"

Un policía la empuja, pero la deja ir.  La calle la conduce hasta un portal donde hay gente durmiendo. La noche es helada y una música estridente le paraliza los oídos. Dos hombres con uniformes blancos la levantan  y la acuestan en el asiento trasero de una camioneta.

"¡Me van a violar, por Dios! No debí quedarme sola. Quisiera estar con ellos en el castillo de Skande..."

El vehículo se detiene. Dos camilleros la transportan a un edificio bien iluminado. La enfermera Terese le toma la mano y le acaricia su pelo desaseado.

"¡Pero Annita! ¡Por Thor!  Escapaste de nuevo... Ya, ya, cálmate. Tú sabes que te queremos mucho. Todos te hemos estado preocupados por ti. ¿No te gusta estar aquí con nosotros?"

Y la despoja de sus trapos inmundos, la baña, la viste y la deposita en la sala de estar cual osito de felpa.


Publicado por Revista de Arte y Cultura ARENA Y CAL ESPAÑA
http://www.islabahia.com/arenaycal/2010/172_junio/ian_welden172.asp


6 comentarios:

  1. Tú cuida tu juventud, que yo cuidaré mi vejez...
    Que frase más real, así es,cada cual que cuide de lo suyo, quien mejor para ello, aunque por desgracia tanto mayores com jóvenes necesitan de los demás. Que historia más bien relatada, como es normal en ti, me ha gustado mucho. Un beso y que tengas un buen día Ian.

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  2. Por un momento llegué a creer que el sueño de Anna era posible. Sin duda me traicionó el deseo. El deseo de que ese temor sobre qué será de mí cuando ya no puedad por mi misma, de la soledad no deseada, de ser un títere en manos de los demás, pudiera ser solo un sueño. Un sueño a la inversa del de Anna. Un viaje soñado hacia la felicidad.

    Abrazotes en esta mañana de agradable temperatura. El Otoño ha dado un paso atrás. Pero no nos engañemos, mañana, o pasado, dará una zancada y recuperará el tiempo perdido...

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  3. A medida que avanza el mundo, es cierto, Ian, que los seres humanos, nos estamos volviendo más egoístas; esos valores de antaño, la unión familiar, la sabiduría del viejo, como ejemplo, la generosidad, todo va desapareciendo poco a poco, sin darnos cuenta, tal vez empujados por la evolución propia de este mundo demasiado materialista. Hoy predomina el YO, mientras el NOSOTROS deambula perdido; es lamentable, pero real. Yo, que nací en un pueblecito de la provincia de la Coruña, en Galicia, cuando viajo allí, observo que todavía se mantienen esos valores, es decir, los mayores son respetados, conviven en familia hasta que dicen adios, y se les escucha, y pienso, muchas veces, que allí la vida es más sana, más generosa, en una palabra: más profunda.

    Un abrazo desde Barcelona

    FINA

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  4. Profundo cuento, tierno y al mismo tiempo desolador. Está perfectamente escrito y se lee muy bien y con mucho gusto. Aunque el desenlance es cruel y por otro lado es tan tremendamente real!!
    Un abrazo Ian.

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  5. Cómo me gusta leer tus relatos, querido Ian.
    Un beso y buen fin de semana

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  6. Me impactó tu relato Ian, algunas etapas de nuestra vida pueden llegar a ser muy duras.
    Te dejo un fuerte abrazo, buen fin de semana.

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