viernes, 11 de enero de 2013

SOLEDADES ESCANDINAVAS


                                                                                                                                                                                                        
Montaje fotográfico de Ian Welden©


He vivido en este edificio más de treinta años
y aún hay personas incógnitas para mi. ¡Treinta años!

El Milico

Dicen las malas lenguas
y las buenas también
que la soledad por estos parajes
es una virtud,
una bendición de Valhalla.
El Milico es un viejo octogenario
altísimo y flaco como una jirafa
que vive solo como un alma
en el aún más solitario séptimo piso
de mi aquebrajado y centenario edificio
sin ascensor.
Y este sonriente individuo
aún colorín y fresquito
como una zanahoria
sube y baja los peldaños
a gigantescos pasos de parada militar.

Nos saludamos cortésmente por las mañanas
y se va marchando ágil
cual dueño de algún mundo
hasta desaparecer en el horizonte escandinavo.

Siempre va consigo mismo
jamás lo he visto acompañado
no conozco su nombre
no tengo idea a dónde va
ni de donde viene
y menos su razón de vivir.
¿Dónde estará su familia giraffidae?
¿Cuándo morirá este insólito mamífero artiodáctilo?



El Ciclista Solitario

Arrastrando su oxidada bicicleta
y con su pesado bolsón
colgando de un hombro
El Ciclista Solitario va y viene
por las calles del barrio
con sus mechas rubias
cubriéndole la cara
y el peso del universo
sobre sus espaldas.

Nos encontramos muchas veces
en los recovecos y placitas del barrio
y le hago una seña con la mano.
El agacha la cabeza
me mira desconcertado
y sigue su camino.

Hay veces en que pienso
que no existe.



La Chancha

En el segundo piso
del edificio del frente
vive La Chancha.

Me observa silenciosa
desde su balcón.
Con su tez rosada
color de cerdo a punto de morir
sus ojos de vidrio azul
y su hocico rojo y severo
elige con asombrosa precisión
los momentos en que salgo de la ducha
o estoy con mi amada en el sofá
y nos levantamos
desnudos y riendo felices
en la gélidas mañanas nórdicas.

No sé su nombre
ni sus porqués
ni sus cómos.

Jamás la he visto junto a otro ser humano.
A veces la encuentro en el supermercado
cargando cajas de cerveza en su carrito
y pasa indiferente a mi lado
oliendo a viejo sudor
y whisky barato
ignorándome
como si yo fuera el fantasma.


La Muerte

Con su pesada sotana negra
su sombrero de alas anchas
y su cuello blanco impecable 
sale a las calles
solamente por las noches
como la muerte
deslizándose como una sombra anónima
pegado a los muros
cual molusco
o como una figura siniestra
escapada de un film de Ingmar Bergman.

Vive arriba en el segundo piso
yo vivo en el primero
y durante treinta años, Dios mío,
he escuchado sus pisadas inquietas
caminando de aquí para allá
de allá para acá
hasta el amanecer.

He divisado su rostro inexpresivo
pálido como una sábana de hospital.
No saluda
no sonríe
¿bailará?
¿soñará?
¿tendrá un nombre y un apellido?
O por lo menos
una medallita para este pecador,

10 comentarios:

  1. Qué buenas crónicas poéticas!!
    Me gustan mucho todas...
    Pero me encanta La Chancha!Ufff
    Perfecta fotografía de un alma, solitaria, que ya no se entera de su propia vida!
    Abrazotes Poeta!!! y lindo finde!

    ResponderBorrar
  2. La soledad elegida es un placer, por el contrario, la impuesta, una tortura. Al hilo de tu primer relato poético me he visto reflejada, Ian. Treinta años -los hará el próximo Agosto, D/M,- resido en este edificio. Mi naturaleza sureña, hace que siento tímida, pero extrovertida, sienta la necesidad de comunicarme con cualquiera que se cruce en mi camino (es algo tan natural como respirar en mi hábitat nativo)pero hete aquí que a mi llegada, mis vecinos, de fuerte carácter castellano, personas de clase media, q pero mejor vestida que yo, al menos más seriamente, como mucho esbozaban un buenos días mientras miraban fijamente al techo del ascensor. Alguno que, incluso tenía chica de la limpieza, pensó que trabajaba en el 7ª-B.. jeje.. La llegada de los hijos, y luego la crisis en la empresa que daba trabajo a la mayoría de ellos, nos fue igualando. A día de hoy, confieso que de 21 vecinos, hay varios que no conozco. Con alguno -tan desplazado como yo- he trabado sincera amistad, a los más reticentes ya les arranco un " parece que va a llover"... No se ganó Zaamora en una hora...amigo mío, y tras un tiempo en el que me sentí realmente sola, que incluso durante un tiempo me contenía en mi intento de "integrarme"; pero eso me estaba mantando por dentro. Un buen día
    decidí que ya estaba bien, decidí no dejar de ser yo misma. Y hasta hoy. En esas sigo. A veces pienso si me consideraran un espécimen raro... Y la verdad, me importa un carajo lo que piensen.

    Es deslicioso tomarme este café de media mañana mientras degusto tus relatos.





    ResponderBorrar
  3. Los solitarios de la vida, nunca mejor dicho, y si de solitarios comentamos, Ian, la "muerte" es el alma más solitaria que existe y, al mismo tiempo, la mayor amiga de las multitudes a las que va recibiendo a paso lento pero sin descansar.
    Excelente entrada con la que nos has obsequiado hoy.

    Un abrazo desde Barcelona, querido amigo

    Fina

    ResponderBorrar
  4. Que creativo eres Ian,la soledad impuesta no se la deseo a nadie, es lo peo que le puede pasar al ser humano, por el contrario la elegida, puede ser una bendición, pero sin exagerar, de todo nos cansamos.Un beso Ian, y buen fin de semana

    ResponderBorrar
  5. Hola Ian
    tus poemas me conmovieron
    aunque ya había leído algunos...reunidos asi
    toman una fuerza descomunal por su carga humana que tienen
    al reflejarnos a esos seres que mas de las veces nos topamos en nuestro caminar y que muchas veces los pasamos por alto...
    sin embargo tú a estos les das una mirada humana ...los traes a la vida donde parecen marginales , pero que va!, ellos estaban allí
    para hacer pensar, sentir , ver ...reflexionar...imaginar....
    me queda esa sensación de ir a mil lugares y hacia ningún lado en una bicicleta...y adentrarme si acaso a cual sería el mundo mas intenso que vivió y encerró a aquella hembra a estar entre cuatro paredes....

    un abrazo grande!

    ResponderBorrar
  6. Infinitas gracias querido y admirado poeta por emocionar nuestros sentimientos con la suprema belleza y sensibilidad de tus versos. Muchos besinos de esta amiga con inmenso cariño.

    ResponderBorrar
  7. Cada uno con sus juicios y prejuicios, capaz ellos a su modo sean feliz, vivan el presnte o lo evaden como pueden, no?
    Yo, al menos vivo en casa y no soy amiga de los vecinos, los saludo sí, pero apesar de lo sociable que soy cuando quiero para ellos soy una autista más, que los ignora para que ellos me ignoren a mi.
    Es que mi barrio es especial ....no es como el barrio de nuestro niñez...
    Besos y abrazos, me gusta mucho tu post, me mantuvo entretenida de principio a fin.
    mar

    ResponderBorrar
  8. las personas allá o acá son lo mismo
    cada quien siembra y cosecha según su propio ritmo
    buenos trabajos ÍAN
    feliz fin de semana

    ResponderBorrar
  9. Bellas crònicas nòrdicas Ian.
    A cada dìa le basta con su afàn.
    Cariños.

    ResponderBorrar