martes, 1 de enero de 2013

UN CUMPLEAÑOS PARTICULAR




En memoria de mi padre Oliver Welden: gracias por tu visita.
Y por supuesto para Ingmar Bergman.

La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente.
Enviar fraseFrançois Mauriac (1905-1970) Escritor francés.


El célebre director de cine, el sueco Ingmar Bergman produjo, entre otras maravillosas películas en la década de los sesenta y setenta, La Hora del Lobo. Es una película en blanco, negro y grises. Describe la angustia de una pareja que conversa sus miserias a esa hora cuando la noche está terminando pero que la madrugada aún no llega. Las cuatro o cinco de la mañana. Hora en que el lúgubre lobo muestra sus dientes y el temor desnudo se hace presente.


Mi hora del lobo está ocurriendo ahora, en este momento en que escribo. Aquí en Dinamarca son las 00.04 y el lobo aúlla. Es mi cumpleaños número sesenta y el fantasma de la vejez se apodera de mis huesos y mi corazón. Los recuerdos me invaden. Soy un chiquitito de seis años de edad y cazo lagartijas en mi jardín. Les corto las colas tan sólo para ver cómo coletean separadas del cuerpo... un pecado, Dios mío. Estoy en el confesionario; hace una semana desde mi última confesión, padre.
"¡UNA SEMANA! DEBES ESTAR LLENO DE PECADOS, NIÑITO." 
Confieso que le corté las colas a las lagartijas. Confieso que tuve pensamientos sucios con mi mamá...
Ahora estoy arrodillado en mi jardín, entierro las colas y les coloco pequeños crucifijos sobre sus tumbas...

Necesito un milagro que me saque del estado de pavor y soledad en  que me encuentro. Desperté sobresaltado de un sueño con mi padre. Soñé que él estaba tendido en una playa bajo un sol esplendoroso y me sonreía. Se veía tan joven y hermoso, desnudo.
Al despertar, siento una añoranza muy profunda por él.
Mi padre murió en USA, en el estado sureño de Alabama en 1982. Yo ya lo había perdido cuando, a mis doce años de edad, se encaramó a un avión en el Aeropuerto de Los Cerrillos, en Santiago. No lo vi nunca más y sufrí mucho por él, su ausencia me marcó de por vida.
Y en esta hora mía del lobo, aquí y ahora, lo necesito como un niño huérfano. Entonces, siento unos golpecitos en la puerta. Abro y veo a un viejito, ahí parado en el umbral, sonriéndome,. Y me dice -¡ Ían! supe que me necesitas. Aquí estoy. Dame una tacita de té...-
Lo hago pasar y se sienta en mi sillón, con los pies cruzados como acostumbraba y sus manos ocupadísimas preparando su pipa. Su barbita es blanca como la nieve de la cordillera y su cabellera roja como un sol poniente.
-Hijo- me dice, -yo soy un alma muy vieja, y tuve tantos problemas en mi vida, pero ¿sabes? la mayoría de ellos ¡JAMÁS OCURRIERON! Ahora ya muerto, pienso para atrás y no puedo entender que sufría ante los problemas. Perdí tanto tiempo y energías cuando debí haber reído a carcajadas, haber disfrutado mucho más de ese milagro llamado vida. Ahora, en la muerte, me entretengo. Espero a tu madre, me junto con mis amigos. Hacemos viajes maravillosos, navegamos en multitudes por el Universo. De vez en cuando te echo una miradita y veo que vas en buen camino. Cuídate la salud, estás demasiado guatón! Pero estás OK, hijo, you are really OK.-

Mi padre conserva su acento gringo que era tan atractivo cuando vivía en Chile. Su impermeable gris está inmundo, como siempre. Golpea la pipa contra el cenicero y la llena de tabaco nuevamente. Saca una cajita de fósforos LOS ANDES y la enciende.
-Es tu cumpleaños, hijo, y tienes los síntomas clásicos del "síndrome". No eres viejo, no eres joven. Estás vivo y por supuesto más cerca de la muerte. Esa es la realidad. No hay nada ni nadie que cambie estas cosas. Cuando eras un niño no creías en la muerte, era un invento de los viejos, ¿no?
-Sí, papá. Y cuando joven también. E iba a cambiar el mundo. 
-Yo te abandoné.
-Si. Y me hiciste mucho daño.
-Bueno, tengo que irme volando ya. Dame un abrazo.
Y lo abrazo con ternura y siento su aroma a viejo tabaco y pisco Control, como siempre olía cuando yo era niño. Le abrí la ventana y simplemente se fue...

Ya salió el sol aquí en Dinamarca y la hora del lobo se diluyó entre gente madrugadora, niñitos de la mano de sus madres, colegiales atolondrados, ejecutivos y ejecutivas apresuradas, madres con sus cochecitos y sus guaguas, pintores con sus tarros y escaleras, viejitos con sus bastones y sus bolsas para las compras.

¿Y dónde quedó lo de Ingmar Bergman? ¿La hora del lobo? Ya no tiene la menor importancia.


Publicado por REVISTA ARENA Y CAL ESPAÑA
http://www.islabahia.com/arenaycal/2009/162_julio_agosto/ian_welden162.asp


9 comentarios:

  1. Maravillosamente escrito, Ían, como todo lo tuyo. Espero que la visita del alma de tu padre se repita todas las noches.
    Me ha conmovido al borde de las lágrimas y sé que todos aquellos que han perdido a su padre van a entender a qué me refiero.
    Felicitaciones, de una escala del 0 al 10, te doy 100!
    Sylvia.

    ResponderBorrar
  2. Ían, me encantan tus fotografías que van cambiándo todos los días. Son preciosas y siempre dejan un mensaje o me hacen pensar...
    La de hoy es muy especial, me imagino a una muchedumbre en el centro de alguna ciudad moderna donde no hay posibilidad de contacto entre los caminantes. Alienación...
    Sylvia.

    ResponderBorrar
  3. Me encanta como escribes. Un gran saludo.

    ResponderBorrar
  4. feliz 2013
    que tus deseos se hagan realidad
    buenas energías

    los consejos están demás en mi espacio, recuerda es de Creación Literaria
    :D

    ResponderBorrar
  5. Hola Ían.

    Me ha conmovido, hermoso por todo su contenido y traspasando, ensartando sentimientos.

    Un abrazo.

    Moon.

    ResponderBorrar
  6. Cada un@ tiene su hora de estas. A veces, hasta varias al día:)

    Mientras podamos recordar...

    Un abrazo y feliz año

    ResponderBorrar
  7. Hola, Ian, de nuevo estoy aquí compartiendo reflexiones y comentarios contigo, con todos vosotros. Los echaba en falta. Ante todo, feliz Año Nuevo, amigo mío. En segundo lugar, te diré que 70 años no son tantos, prohibido pensar en negativo, con todo mi afecto te lo digo aunque sólo te conozca mediante las fotos del blog. Las arrugas no importan, pensemos en nuestro interior, ese es el que hemos de alimentar en primer lugar para que se mantenga todo lo joven que podamos.
    Besos desde el corazón en este día soleado aquí en esta población gavanense.
    Fina

    ResponderBorrar
  8. Querido Ian,

    Muy conmovedor tu cuento, esas viejas heridas que nos marcan para siempre y aveces nos sumerjen en tristeza oculta, que esta pero no esta, como decir, heridas que nunca cierran del todo.

    Me hizo pensar en mi propia historia mi padre tambien tomo un avion y desaparecio de mi vida, el aun vive y sigue desaparecido por decision propia.

    Amigo tienes un gran talento y muy versatil, como siempre un gusto enorme leerte, BRAVO!BRAVISIMO!

    Un abrazo a la chilena

    Elizabeth

    ResponderBorrar